Hipoteca compartida: cómo funciona y en qué casos conviene

Comprar una vivienda es una de las decisiones financieras más importantes en la vida de una persona. Sin embargo, en un contexto de precios altos y salarios que no siempre acompañan, compartir una hipoteca se ha convertido en una opción cada vez más frecuente entre parejas, amigos o familiares que desean acceder juntos a una propiedad.

Pero, ¿cómo funciona exactamente una hipoteca compartida? ¿Cuáles son sus ventajas, riesgos y requisitos? En esta guía práctica te explicamos todo lo que necesitas saber antes de firmar una hipoteca con otra persona, y en qué casos realmente puede ser una buena idea.


1. Qué es una hipoteca compartida

Una hipoteca compartida es un préstamo hipotecario suscrito por dos o más personas que se convierten conjuntamente en titulares de la deuda y copropietarios del inmueble.

Esto significa que todos los firmantes son responsables solidarios del pago del préstamo ante el banco, independientemente de su porcentaje de propiedad.

Por ejemplo, si dos amigos compran un piso al 50% y uno de ellos deja de pagar su parte, el banco puede exigir el 100% del pago al otro titular. Es decir, la responsabilidad no se divide: ambos responden por la totalidad del préstamo.

Este tipo de hipoteca suele utilizarse en tres contextos principales:

  1. Parejas (casadas o no) que desean adquirir su primera vivienda juntos.
  2. Amigos o compañeros de trabajo que deciden invertir en una propiedad para vivir o alquilar.
  3. Familiares (hermanos, padres e hijos) que buscan comprar un inmueble de forma conjunta, ya sea para habitarlo o como inversión.

2. Cómo funciona una hipoteca compartida paso a paso

El proceso para contratar una hipoteca compartida es muy similar al de una hipoteca individual, pero con algunos matices importantes.

Veamos los pasos clave:

a) Evaluación de solvencia conjunta

El banco analiza los ingresos, deudas y estabilidad laboral de todos los solicitantes.
El objetivo es determinar la capacidad de pago conjunta y el nivel de riesgo que asume la entidad.

Aunque se evalúe el conjunto, cada titular es responsable individualmente del total del préstamo. Esto se conoce como responsabilidad solidaria, un punto esencial a tener en cuenta antes de firmar.


b) Determinación de la titularidad de la vivienda

Normalmente, el porcentaje de propiedad se refleja en la escritura de compraventa (por ejemplo, 50%-50% o 60%-40%), pero puede diferir de la proporción de pago de la hipoteca si así se acuerda.

Es fundamental dejar esto claramente reflejado en el contrato, para evitar conflictos en caso de separación o venta futura.


c) Firma ante notario

La hipoteca se firma en notaría, igual que cualquier préstamo hipotecario.
En la escritura constan los titulares del crédito, los porcentajes de propiedad y las condiciones del préstamo (importe, plazo, interés, comisiones, etc.).


d) Pago y responsabilidad

Cada titular suele acordar cómo repartirse las cuotas mensuales, pero el banco no reconoce divisiones internas.
Si uno no paga, la entidad reclamará el total al resto de los firmantes.

Por eso es fundamental mantener una buena comunicación, transparencia y planificación económica conjunta.


3. Ventajas de una hipoteca compartida

Aunque implica ciertas responsabilidades, este tipo de préstamo ofrece beneficios claros, especialmente para quienes no podrían acceder a una vivienda por sí solos.


a) Mayor capacidad de endeudamiento

Al unir ingresos, los compradores pueden acceder a una hipoteca más alta y, por tanto, a una vivienda mejor situada o de mayor tamaño.

Por ejemplo, si una persona gana 1.800 € y otra 1.600 €, por separado podrían acceder a préstamos de 120.000–130.000 €, pero juntos podrían financiar hasta 250.000 € o más.


b) Reparto de gastos

No solo se comparten las cuotas, sino también los gastos iniciales (entrada, notaría, impuestos, tasación…).
Esto reduce la carga individual y facilita el acceso a la compra, especialmente entre jóvenes o parejas que recién comienzan su vida juntos.


c) Acceso más fácil a la propiedad

En mercados como el español, donde el precio medio del metro cuadrado supera los 2.000 €, comprar de forma individual es cada vez más difícil.
Una hipoteca compartida permite entrar al mercado inmobiliario sin tener que esperar años para reunir el capital necesario.


d) Inversión conjunta

En el caso de amigos o familiares, una hipoteca compartida puede ser una excelente forma de invertir conjuntamente en un inmueble para alquilar.
Los ingresos del arrendamiento pueden destinarse a cubrir la hipoteca o generar beneficios compartidos.


e) Ventajas fiscales (en ciertos casos)

Si ambos titulares destinan la vivienda a su residencia habitual y la hipoteca fue firmada antes de 2013, pueden beneficiarse de la deducción por inversión en vivienda habitual (15% hasta 9.040 € por persona).
Esto puede suponer un ahorro fiscal interesante si se planifica correctamente.


4. Riesgos y desventajas de una hipoteca compartida

Sin embargo, no todo son ventajas. Las hipotecas compartidas también conllevan riesgos importantes que hay que valorar con cautela.


a) Responsabilidad solidaria: el gran riesgo

Como mencionamos, todos los titulares son responsables del 100% de la deuda, no solo de su parte.
Si uno deja de pagar, el banco reclamará el total a los demás, y puede embargar bienes comunes o personales.

Esto es especialmente problemático en casos de ruptura de pareja o conflictos entre amigos o familiares, ya que la deuda sigue siendo compartida aunque uno ya no viva en la casa.


b) Dificultades en caso de separación o venta

Si una de las partes quiere vender su parte o salir de la hipoteca, el proceso puede ser complejo:

  • El banco debe autorizar la salida de un titular (no siempre lo hace).
  • Puede requerirse una nueva tasación y firma de una novación o subrogación.
  • En muchos casos, la otra parte debe asumir la hipoteca completa o buscar un nuevo comprador que la sustituya.

Todo esto puede generar costes adicionales y tensiones personales.


c) Diferencias en los porcentajes de pago

Si los pagos no se establecen claramente desde el inicio, pueden surgir conflictos sobre quién pagó más o quién tiene más derecho sobre el inmueble.
Por eso es fundamental que todo quede documentado por escrito.


d) Pérdida de amistades o relaciones

Lamentablemente, las tensiones económicas son una causa común de rupturas entre socios, amigos o incluso familiares.
Antes de firmar, conviene reflexionar sobre el grado de confianza y compromiso mutuo.


e) Complejidad legal y fiscal

Una hipoteca compartida implica obligaciones legales y fiscales conjuntas.
Por ejemplo, los gastos de mantenimiento, impuestos (IBI, seguro, comunidad) y posibles deducciones deben gestionarse en proporción a la titularidad, lo que puede complicar la contabilidad y las declaraciones de la renta.


5. Cómo protegerte al firmar una hipoteca compartida

La mejor forma de evitar problemas es planificar bien desde el principio y dejar todo por escrito.
A continuación, algunos consejos prácticos:


a) Firmar un acuerdo privado entre los compradores

Además de la escritura pública, es recomendable redactar un contrato privado donde se especifique:

  • El porcentaje de propiedad de cada uno.
  • La contribución a la entrada y a las cuotas.
  • Qué sucede si uno quiere vender su parte.
  • Qué pasa en caso de impago, fallecimiento o ruptura.

Este documento puede firmarse ante notario para darle validez legal y seguridad jurídica.


b) Mantener cuentas separadas y transparentes

Lo ideal es tener una cuenta conjunta solo para la hipoteca, donde cada uno ingrese su parte cada mes.
De esa forma se evita confusión y se facilita la trazabilidad de los pagos.


c) Revisar las cláusulas con un asesor financiero o abogado

Antes de firmar cualquier hipoteca compartida, conviene consultar a un profesional.
Un abogado especializado en derecho inmobiliario puede revisar el contrato y detectar cláusulas abusivas o desequilibrios en la responsabilidad entre las partes.


d) Contratar un seguro de vida vinculado a la hipoteca

De esta manera, si uno de los titulares fallece, el seguro cubriría su parte del préstamo, evitando que la deuda recaiga sobre el otro.
Es un gesto de responsabilidad que aporta tranquilidad a ambas partes.


e) Planificar salidas o cambios futuros

La vida cambia, y lo que hoy es un proyecto conjunto puede no serlo dentro de 10 años.
Por eso es importante definir mecanismos claros de salida, como:

  • Opción de compra preferente por parte del otro titular.
  • Posibilidad de vender a un tercero con condiciones preestablecidas.
  • Reparto del dinero o propiedad si se vende el inmueble.

6. En qué casos conviene una hipoteca compartida

No todas las situaciones son adecuadas para este tipo de préstamo.
A continuación, te mostramos cuándo sí y cuándo no conviene optar por una hipoteca compartida.


Conviene si:

  • Eres pareja estable (casada o con unión consolidada) con planes a largo plazo.
  • Tienes plena confianza en la otra persona y objetivos financieros alineados.
  • Ambos tienen ingresos estables y similares, evitando desequilibrios.
  • Se utiliza para residir o invertir conjuntamente con una estrategia definida.
  • Se firma un acuerdo privado o pacto de copropiedad que regula posibles salidas.

🚫 No conviene si:

  • No hay confianza total entre los compradores.
  • Uno de los firmantes tiene riesgo de impago o situación laboral inestable.
  • Se compra con la idea de “ya veremos luego qué pasa”.
  • No existe acuerdo sobre qué hacer en caso de separación, fallecimiento o venta.
  • Uno de los compradores aporta mucho más dinero pero no quiere asumir más responsabilidad legal.

7. Alternativas a la hipoteca compartida

Si no estás completamente convencido, existen otras fórmulas que pueden ofrecer mayor flexibilidad y menor riesgo:

  1. Hipoteca individual con avalista: uno asume la hipoteca y otro actúa solo como garante.
  2. Compra al 100% por una persona con posterior acuerdo privado de uso o convivencia.
  3. Sociedad patrimonial (en casos de inversión) donde cada socio tiene participaciones definidas.

Estas opciones pueden adaptarse mejor a situaciones donde la confianza o la estabilidad son inciertas.


8. Conclusión: ¿merece la pena una hipoteca compartida?

La hipoteca compartida puede ser una excelente herramienta para acceder a la propiedad o invertir en bienes raíces de manera conjunta, siempre que se gestione con claridad, planificación y confianza mutua.

Sin embargo, también conlleva riesgos significativos si no se regula correctamente: la responsabilidad solidaria, la falta de liquidez y los posibles conflictos personales pueden convertir una buena idea en un problema legal o financiero.

Por eso, antes de firmar:

  • Evalúa tu nivel de compromiso con el otro titular.
  • Asegúrate de tener un acuerdo legal bien redactado.
  • Y, sobre todo, piensa a largo plazo.

Si todo está claro y las reglas del juego están bien establecidas, una hipoteca compartida puede ser el primer paso hacia un proyecto inmobiliario exitoso y sostenible.

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